El primer paso para tener una dentadura sana, fuerte y bonita es mantener unos hábitos adecuados y constantes en la higiene de nuestra boca.

Recuerda cepillar tus dientes tres veces al día y completar siempre la limpieza utilizando enjuague bucal e hilo dental.

Es importante saber que, aunque las mantengas a rajatabla, tus rutinas de higiene pueden no ser suficientes. A veces las bacterias pueden estar demasiado profundas y un simple cepillado no llega a eliminarlas completamente.

Mediante la limpieza dental profesional periódica podemos prevenir enfermedades causadas por estas bacterias, como la caries y la inflamación y sangrado de las encías. Pero también otras más graves, como la periodontitis; e incluso evitar la pérdida de piezas dentales en casos más avanzados.

Se trata de un tratamiento muy fácil y rápido, que concluye en una sola sesión y sin molestias ni dolor para el paciente.

Al contrario de lo que se suele creer, las limpiezas dentales no dañan el esmalte siempre que estén realizadas por profesionales cualificados. Además, se resulta ser un tratamiento muy económico.